En la actualidad, nos enfrentamos a un bombardeo constante de imágenes, en muchos casos de manera inconsciente, que provocan en nosotros ciertos comportamientos, actitudes, sentimientos…
Dentro de estas imágenes, podemos distinguir dos tipos: monosémicas y polisémicas.
Las imágenes polisémicas, son aquellas que pueden ser interpretadas de diferente manera por los receptores, es decir, tiene varios significados.
De esta manera, con la siguiente imagen, tendríamos una doble interpretación.
Podríamos ver simplemente una manzana, con un recorte en el centro, pero del mismo, podríamos identificar la manzana, como el fruto del pecado, de la tentación, sumado a que lo que se extrae de la manzana, es la silueta de unas bragas.
La imágenes monosémicas, son aquellas que solo tiene un significado posible a interpretar, y es el mismo para todos los que observan esa imagen.
Un ejemplo muy claro de imágenes monosémicas, son las señales de tráfico, puesto que estas, solo tienen una interpretación, y es la misma para todas las personas, que las observan.
Actualmente, vivimos en un mundo de imágenes que nos transmiten significados. Sin embargo, no somos meros receptores; si no que nosotros también ejercemos cierta influencia sobre ellas, ponemos parte de nosotros en ellas, llegando a moldear su significado.
Por otro lado, podemos encontrar la simplicidad y complejidad:
La simplicidad se ve en imágenes que poseen pocos elementos visuales y su decodificación es más sencilla, y requiere de una menor atención.
La complejidad es la que presentan las imágenes que contienen muchos elementos visuales, por lo que su decodificación es más compleja, y requiere mayor nivel de atención. El nivel de complejidad de una imagen va a estar ligado varios elementos, como el grado de iconicidad; el carácter histórico; el valor económico, político, cultural, entre muchos otros. Para ejemplificar esta característica, tenemos varios ejemplos:
Para las imágenes complejas, hemos elegido, "La rendición de Breda" de Velázquez, y el "Guernica" de Picasso.
Del mismo, para las imágenes simples, escogimos una vela y libros.
Por otra parte, encontramos la originalidad y redundancia.
La originalidad se caracteriza por la aparición de elementos novedosos. Cabe destacar que la aparición de un nuevo elemento, puede dificultar la interpretación que el receptor hace de la imagen.
La redundancia se caracteriza por la aparición de elementos conocidos. Un ejemplo de esto es la publicidad, en la que las marcas se aprovechan de estos para promocionar sus productos. Esa repetición de elementos puede llevar muchas veces a que en publicidad se acaben creando tópicos o estereotipos, produciendo de este modo, no solo imágenes redundantes, sino también estereotipadas.
Por último, se habla de la denotación y connotación:
La denotación se refiere a los elementos que de forma explícita ofrecen las imágenes.
La connotación se refiere a los mensajes que no aparece de forma explícita en la imagen, sino que la interpretación de esta queda relegada al receptor.
Bibliografía:
Características Morfológicas de las imágenes (s.f.). Recuperado de: https://sites.google.com/site/morfologiadelaimagen/polisemia-vs-monosemia
Morillas, R., y Morillas, R. (2016). Imágenes monosémicas y polisémicas. Educomuniquemos UNED. Recuperado de: https://educomuniquemosuned.wordpress.com/2016/12/21/imagenes-monosemicas-y-polisemicas/
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